miércoles, 6 de julio de 2011

Se la pasa con la puerta. La puerta queda quieta. La puerta abre. La puerta cierra. Julián mira su mano, mira sus dedos a la luz del foquito incandescente, hace una hora y media no encuentra consuelo en el terror que lo agobia. Está sentado frente a lo que piensa, la revelación de todos sus males, todas sus fantasmales fantasías. Está sentado, el suelo frío, su mirada lejos, la luz tibia, sus dedos y las cosas invisibles que teme. Tiembla de miedo, tiembla de frío, huele a frutillas. Tiembla porque sí. Balbucea palabras, no le salen. Llama a mamá, mamá no atiende, llama a papá, papá trabaja.

a Micaela que tiembla porque sí.

2 comentarios:

  1. me gusta la dedicatoria
    me gusta temblar
    acá se tiembla
    entonces, me quedo acá.
    Saludos, Señor.

    ResponderEliminar

Los poemas de amor son una mierda.

La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío...