domingo, 8 de enero de 2012

En el día cumplo con la sociedad, en la noche me comprometo conmigo. Esta tarde le dije a mi mejor amiga que planeaba matarme llegado el invierno, a lo que siguió solamente el silencio y un saludo de despedida, jamás volverá a ser lo mismo, no tuve que ponerme en evidencia. Últimamente me he sentido más solo que nunca y me ha gustado, evalué repetidamente seguir mi camino al oeste durante éste año, fantaseé con las montañas y los lagos y la extrema felicidad de la soledad que puedo encontrar en aquellos lugares, sería un extraño para mi. Siento temor de deprimirme y morir desgraciado y que lo que más esperé en la vida llegue con lágrimas de tristeza. Muchas veces tanto sueño no es indicio sólo de pereza, en el descanso hay libertad, siento que triunfé cada vez que me acuesto en la cama y pongo mi cabeza debajo de la almohada y comienzo a pensar qué tan buena es mi vida. No valen tanto las conclusiones, el peso lo tiene el proceso. No pensé en el modo aún, no sé cuál será la mejor forma, sería la primera vez que me suicidaría, no da para berretadas, los filos seducen... Mi amiga no supo qué decir, yo quedé mirando la fuente de la plaza después del dicho. Pasados unos minutos nos despedimos y crucé la calle sin mirar, vi el logo de un Fiat frenando a menos de un metro, cuando pasan esas cosas pienso si en verdad no estaré ya muerto y mi alma sigue imaginando vida y árboles y fuentes y amigas y autos que casi me atropellan, luego de pensar en eso me cago de risa.

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La amo cuando se sienta frente al piano, la amo cuando apoya su cabeza en mis hombros y con su respiración marca el tiempo con el que sonrío...